Bienvenid@. En Te HABLO de LIBROS encontrarás sinopsis, reseñas y comentarios de libros que he leído y que, por alguna u otra razón me han interesado, o no. Es una tarjeta personal de mis preferencias, un autorretrato realizado a través del collage de libros que me han conformado y también el pago de un tributo a los textos que me hacen más llevadero el camino. Tus comentarios y sugerencias serán bienvenid@s.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Relato Corto: CONDENA PÚBLICA. Antonio Cabello.

           Oí la noticia en su día y me paré a pensar qué historia habría detrás. La reacción primaria ante este tipo de titulares, no siempre es la más acertada. La noticia es cierta, el resto inventado. 


La noticia ya aparece en todos los medios: “Desahuciados por su propio hijo”. Sabe que la llamada “opinión pública” lo va a crucificar; tan necesitada de morbo, tan simple en sus análisis, tan manipulada por los medios. Lo condenará, sin duda, como un hijo sin escrúpulos, un cuervo mal nacido que escandalizará a cada uno de los honestos conciudadanos incapaces de entender cómo alguien puede hacer una cosa así.

            Sin embargo, Joaquín sí se entiende. Sabe cómo es la historia, su historia. No le importa ser denostado por todos, qué más le da. Piensa que, de todas formas, los viejos siempre han vivido cavilando cómo rentabilizar su esfuerzo y el de su hermana. Apenas tuvieron los años suficientes, les mandaron a trabajar y a entregar el dinero en casa. Cuando les comunicó la decisión, sus padres, lo habían mirado extraviados, sin entender, incrédulos. Pero ellos sí conocen la historia ¿cómo puede ser que no lo entiendan?

Tienen los ojos arrasados en lágrimas y apenas se vislumbran sentados, como están, el uno frente al otro. Esta misma mañana les han desahuciado y traído aquí, a la residencia. Ambos tienen más de ochenta años y hasta hoy vivían solos, sus dos hijos hace mucho que se emanciparon; en cuanto tuvieron oportunidad. Con el hijo se ven de mes en mes; la hija los visita todas las semanas. Ana y Andrés están confusos, derrumbados.

– ¿Qué has hecho tan mal para ser tratados así mujer? –se pregunta Andrés en voz alta- pero su comentario no obtiene respuesta.

El desconcierto la está volviendo loca. Ana no puede creer lo que ha hecho su hijo, ese hijo suyo; pero lo que más le cuesta asimilar es que su hija lo haya permitido. Toda la vida matándose por ellos y esta es la paga. Tuvo que callar y aguantar a su marido con tal de que ellos no sufrieran y ahora, en los pocos años que le quedan, cuando podía vivir con cierta independencia, se encuentra en esta habitación pequeña donde volver a compartir cama y sonidos con este viejo decrépito que le ha hecho la vida tediosa hasta que, enfermo, ya no pudo seguir imponiéndose.

Joaquín está sentado en el sofá de la casa que sus padres creían suya pero que estaba a nombre de él. Sí, los había engañado, así era la vida. Los periódicos por los suelos en rededor, el salón en penumbra con las cortinas a medio descorrer y su cabeza dándole vueltas a los recuerdos que, en un acto de legítima defensa, lo transportan a sus quince años cuando tuvo que dejar de estudiar y ponerse a trabajar en el almacén donde también lo hacía Andrés, su padre. El sueldo se lo entregaba íntegro a su madre y él solo recibía una pequeña paga que, con mucha dificultad, le alcanzaba para todo el mes.

Él nunca les perdonó ni las apreturas ni tener que dejar la escuela; le hubiera gustado ser arquitecto, diseñar casas con formas atrevidas y originales. Viajar, ver las magníficas construcciones que adornan el mundo entero, aprender sus secretos, inspirarse en su belleza. Pero tuvo que renunciar a todo eso el día que su padre lo sacó de la escuela para llevarlo al almacén. Ahora, con un pequeño sueldo de operario que apenas le da para mantener a la familia, piensa que sólo le faltaba lo que se le ha venido encima.

Su hermana María tampoco tuvo mejor suerte, a los catorce, obligada a dejar la escuela como él, ayudaba en las tareas de la casa y realizaba las tareas en otras casas. María, sin embargo, no tenía paga asignada; no podía permitirse el lujo de tener gastos. Para sus padres, todo el dinero era poco. Vivían de alquiler y estaban obsesionados con poder comprar una vivienda algún día. Al final lo consiguieron, o eso creían.

            El padre de Joaquín, Andrés, nació en una pequeña aldea de Córdoba, su familia lo perdió todo con el estallido de la Guerra Civil y él tuvo que buscarse la vida siendo un niño. Había pasado hambre y miedo. Pero sobre todo lo que más le había marcado era la inseguridad de no tener un techo donde refugiarse y la desesperación que había visto en sus padres. No había ni comida, ni ropa, ni cama para todos y tuvo que aprender a resolver sus necesidades él solo. Había aprendido con dolorosa experiencia que nadie se preocupa más por ti que tú mismo.

Ana, la madre de Joaquín, no tenía estudios ni donde caerse muerta cuando apareció en su vida Andrés, un hombre hecho a sí mismo, que la embaucó desde el primer momento porque era capaz de buscarse la vida; y Ana necesitaba alguien que lo hiciera por ella. Sin dudarlo, se colgó de él y se dejó llevar; cuando se quiso dar cuenta ya era demasiado tarde para volver atrás. Así que bajó la cabeza ¿adónde iría ella sola y con dos hijos?

Llaman a la puerta, es su hermana María, ¿has visto la prensa? –le pregunta a bocajarro- Joaquín asiente sin palabras.

Pero tú no hagas caso de nada, nada de lo que digan o escriban debe de afectarte, has hecho lo único que podías hacer, la vida de tu hijo está por encima de todo –le insiste María tomándolo de la mano.
FIN

3 comentarios:

  1. Bueno, todos los comentarios se lo está llevando el sorteo, así que aquí comento yo, porque más allá de la calidad o no del relato, me interesa profundizar en los temas de fondo que en él aparecen.
    Demasiadas veces me descubro inclinado a condenar a alguien porque desde los medios así lo hacen, hay de todo: políticos, famosos, personas que eran anónimas, partidos, sindicatos, ong y un largo etc. Pero los medios no son inocentes y en demasiadas ocasiones están al servicio de intereses ocultos y esto sin distinción de izquierdas, derechas o mediopensionistas. Pongamos siempre una distancia crítica.
    Por otro lado, he intentado mostrar que nadie es bueno o malo por definición, todos tenemos nuestro lado oscuro o incoherente y nuestras luces que nos salvan a los ojos de los demás, o no.
    Por último, el relato plantea la cuestión de si por nuestros hijos, aquellos que los tengáis, negaríamos a nuestros padres. Ya sé que las cosas nunca se plantean así, pero en la teoría...
    A ver si alguien pasa por aquí y se anima a comentar.

    ResponderEliminar
  2. ANTONIO QUE ALEGRÍA DE ENTRAR EN TU BLOG, RECOMIENDAME UN LIBRO PARA REGALAR PARA HOY ESPERO QUE ME LEAS Y ME CONTESTE POR EL FACEBOOK UN BESO MUY GRANDE, TU ERES GRANDE DE ALTURA, PERO DE CORAZÓN LO ERES MAS UN BESO DE CHARY OLEA

    ResponderEliminar
  3. ¡¡¡Hola Chary!!! al fin nos vemos en este punto de encuentro. Gracias por pasar por aquí. Depende para quién sea el libro, pero en principio cualquiera de los aquí reseñados son recomendables. Un besote grande.

    ResponderEliminar