Este libro es un resumen actualizado de la doctrina de Santa Teresa de Lisieux, en palabras del autor: "Durante muchos años, en torno a la figura de Teresa del Niño Jesús se desató un auténtico "huracán de gloria" y devoción. Hoy, sin embargo, parece haber perdido parte de ese "tirón popular" que la distinguía.
La devoción a Teresa de Lisieux pasa quizás por un periodo de "purificación", de modo que los aspectos que de su figura atraen hoy son mucho más auténticos que los que la hacían fascinante hace unos años. Los estudios modernos han demostrado que, del mismo modo que Celina, en el tratamiento de las fotografías y cuadros de la Santa, nos dio una imagen acaramelada y distante de la realidad de la mujer Teresa, también se nos ha presentado su doctrina sin hacer el acento necesario en lo esencial.
La buena noticia de Teresita, con su hondo sabor a Evangelio, constituye un camino de liberación válido para tantos hombres y mujeres que viven su fe dormidos, aferrados aún a preceptos y normas que aprisionan la conciencia.
A la luz velada de los ojos de la Santa Faz, Teresa proclamará que la puerta de la salvación no es el sufrimiento, sino el amor, y que el conocimiento de Cristo no es algo que uno puede captar o conquistar, sino algo por lo que uno se deja cazar".
Mi comentario:
Este librito, que tiene ya unos cuantos añitos, es para mí toda una joya. En su día supuso la confirmación de cada una de mis intuiciones en materia de fe. Teresa de Lisieux, una vez superadas las niñerías y cursilerías propias de la época (1897), nos muestra una visión de Dios que es, primero y antes de nada, Amor y esto lo simplifica todo y hace de todo materia secundaria. Dios es sólo capaz de amar, en Él no hay lugar ni para la venganza, ni para el rencor, ni para el castigo. Me atrevo a decir que el Amor es Dios. Somos amados tal y como somos, sin que sea necesario superar nuestros defectos y pecados para ser Aceptados. Esto es toda una revolución, hace que perdamos el miedo y superemos la cultura judeocristiana del sentimiento de culpa. Ya sé que todo lo que llamamos amor no lo es, pero la búsqueda de ese Amor auténtico, el recibirlo y el darlo, es lo que realmente da sentido a nuestras vidas. Amén.
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