Sinopsis:
A la profesora Blanca Perea su marido la ha cambiado por otra. Y ella no hubiera querido que eso pasara. Descolocada, con sus dos hijos ya emancipados, siente que ha de poner tierra de por medio. Se le ofrece la oportunidad de poner más que tierra, mar, y así se acoge a un proyecto que le sale al paso en la universidad californiana de Santa Cecilia.
El trabajo consiste en desempolvar el legado del profesor de Literatura, Andrés Fontana, al que la Guerra Civil española pilló allí de visita y allí se quedó. Llegó a formar parte del colectivo de hispanistas en el exilio que llenaron las universidades americanas durante y después del glorioso alzamiento nacional de los cojines -había puesto cojones, pero no me lo reconoce el corrector ortográfico-.
Nuestra protagonista, Blanca Perea, se encuentra allí con Daniel Carter, antiguo alumno del profesor Fontana y, en medio de una lucha civil contra el establecimiento de un Gran Centro Comercial en una zona arbolada, se va desarrollando la historia que pretende contarnos María Dueñas. Vamos conociendo a los protagonistas principales, viajando a la España de los años 50 y, también, teniendo como referencia las misiones franciscanas en la California del siglo XIX.
Buceamos en los usos y costumbres de nuestros compatriotas -bueno algunos lo considerarán más que otros, digo lo de compatriotas-, con la figura histórica de Ramón J. Sender como referencia para que un americano aterrice en la España de los contrastes que la posguerra nos trajo. Mucha pobreza, mucha incultura y mucha fiesta popular para entretener al populacho que así se consideraba al que no estaba en la élite del poder. Camino de eso vamos, pero ese no es el tema que nos ocupa.
Y nos enteramos también -yo no lo sabía y ya es raro- de la existencia de un Camino Real en la Alta California formado por las 22 misiones que allí abrieron los monjes franciscanos, entre ellos un protagonista histórico también de fondo, José Altimira. Al parecer, los indios, un poquito hartos de tanta imposición católica, le quemaron el quiosco y tuvo que huir por piernas, dejando ahí un final misterioso que acompaña al devenir de la novela.
Mi comentario:
A ver cómo lo explico, si María Dueñas hubiera escrito "Misión olvido" antes que "El tiempo entre costuras", posiblemente ésta no hubiera llegado a publicarse... y aquella tampoco. Ya sé que las comparaciones son odiosas y que el listón estaba muy alto y to lo que queráis, pero no es normal pasar de una novela sustancialmente buena a otra insustancial. Es por eso que no me voy a extender mucho.
Lo que más me ha gustado han sido los capítulos -¡Me acabo de dar cuenta de que no he leído aún el último!, esperad un momento, ahora vuelvo-... Previsible. Como decía sí me han gustado los capítulos en los que se relata la vida del americano en España porque son los más conseguidos y, hasta cierto punto, creíbles. En ellos me confié para pensar que merecía la pena seguir leyendo.
Pero llegó el aburrimiento, las reacciones inverosímiles y la trama artificial. Te quedas con las ganas de profundizar más en la historia de los franciscanos -ahí hay una novela- y en los sentimientos del profesor Fontana -ahí hay otra-. Si me apuráis, incluso en la historia del Gran Centro Comercial que quiere pasar por encima de las demandas ciudadanas poniendo sus intereses por delante, aunque esto ya está muy visto y contado.
El caso es que se queda todo muy superficial y defrauda. La verdad es que lo siento. Siempre me queda la duda de si no soy demasiado duro con estas reseñas y que el libro tiene mucho más partido del que he sacado, que incluso leído en otro momento me hubiera gustado más; es posible. Lo cierto es que tenía muchas ganas de leer esta novela porque la primera me sedujo, de ésta sólo me seduce la portada, eso sí. Lo demás, como su título sugiere, olvidable. O no, como diría uno que sale de vez en cuando por la tele, gallego él y que aparenta mandar.
No obstante, sigo creyendo en esta escritora, la calidad de su primera novela no puede ser casual, en ésta se la vislumbra y seguro que volverá a encontrar una nueva trama donde los personajes sean más importantes que la historia en sí, profundice en sus vivencias con coherencia y sea capaz de ambientarla con la maestría que demostró en "El tiempo entre costuras".
Aprovecho para desearos a todxs felices fiestas en la esperanza de que el nuevo año nos traiga mejores y más buenos sabores de boca.