Sinopsis:
"El evangelio según Jesucristo" de José Saramago es una adaptación interpretada de los evangelios, donde el autor basándose en los hechos relatados en esos escritos, de los que todos tenemos referencias, y en otras fuentes, nos da su visión personal de la figura de Jesucristo, de María, su madre, de María de Magdala, de Dios, su padre y del Diablo.
Con el inconfundible estilo de Saramago, este libro nos cuestiona la imagen de Dios que transmite el cristianismo y pone en evidencia sus contradicciones. El autor, ateo confeso, utiliza el relato bíblico y algunas de las consecuencias históricas que esta fe ha tenido en la humanidad para mostrarnos la peor cara de la religión y su personal incredulidad en un Dios que si bien se presenta como el Bien, está tan contaminado por el Mal que se puede decir son una misma cosa.
Se nos presenta un Jesús muy humano, atormentado desde que conoce la matanza de los niños inocentes que su nacimiento provocó y que su padre José, pudiendo, no evitó. Un Jesús por momentos duro con su madre e incapaz, por otro lado, de sacrificar un corderillo. Un Jesús enamorado de María de Magdala que sólo acepta su divinidad por, como diríamos ahora, imperativo legal, pero que nunca llega a entender los designios de su padre Dios.
Y todo ello dicho entre líneas, con su magistral forma de escribir irónica y encadenada que va sumergiendo al lector, sin darse cuenta, en un discurso provocador e irreverente para dejarnos todas las dudas posibles sobre la idea de Dios y sus maneras de actuar. El mensaje central se encuentra en las páginas donde Jesucristo se reúne con el Diablo y con Dios y Éste le pone de manifiesto las consecuencias, en forma de sangre -se dedican cinco páginas a enumerar por orden alfabético y hasta la C los mártires de los primeros años y la manera en que fueron muertos-, sacrificios, persecución, matanzas y guerras en que devendrá la fe en Jesús; todo ello para saciar la sed de un Dios insatisfecho que ya no le es suficiente con el sacrificio de corderos y necesita el sacrificio humano.
"El Evangelio según Jesucristo responde al deseo de un hombre y
de un escritor de excavar hasta las raíces de la propia civilización, en
el misterio de su tradición, para extraer las preguntas esenciales.
¿Quién ese este nuestro Dios, primero hebraico y ahora cristiano, que
quiere la sangre, la muerte, para que sea restablecido el equilibrio de
un mundo que sólo de sus leyes se nutre? ¿Cómo puede la nueva ley ser
ley de Amor si aún pesa sobre el hombre la hipoteca de la condenación
eterna? ¿Cómo puede pensarse criatura divina digna de la inmortalidad,
el hombre, si durante toda su existencia debe someterse a una ley de
terror que preexiste y es exterior a él? ¿Por qué debemos temer el
castigo eterno cuando el castigo, para el justo, debería ser en esta
nuestra vida, en el remordimiento y en la conciencia de nuestra
indignidad?
El Evangelio de José Saramago es todo así, trágicamente
problemático, y sería absurdo condenarlo con leyes, que no sean sus
propias leyes, literarias, poéticas y filosóficas. Aquí no se niega lo
divino, la religiosidad latente en el corazón de cada hombre: lo que se
hace es interrogarlo, cuestionarlo, acusarlo. Apasionadamente,
religiosamente. Como Milton, situado en el lado del perdedor, que es
siempre, no lo olvidemos, un ángel caído". LUCIANA STEGAGNO PICCHIO
Mi comentario:
Al principio me costó meterme en el libro, la historia contada, tan conocida para mí, me privaba del interés que todo relato desconocido puede tener. Pero poco a poco Saramago va introduciendo sus propias fantasías literarias y va encaminando la narración hacia lo que verdaderamente quiere contar: su versión de unos hechos que, por otro lado, no son un relato histórico en sí mismo y que no pueden ser tomado como tales, pero que el autor utiliza como prueba contra Dios.
Como he dicho en la sinopsis, el estilo es puro Saramago, a mí me gusta y me divierte, su fina ironía, su capacidad para hacer que el lector no desfallezca en ningún momento, a pesar de las largas parrafadas que se permite, pero su literatura está llena de fuerza gracias a un vaivén de ideas encadenadas, de tal forma, que mantienen el interés del leyente, el cual, eso sí, no puede permitirse ninguna distracción si no quiere perder el sentido y la riqueza de lo que está leyendo.
En cuanto al fondo del contenido, no me extraña que el libro sentara mal en el ambiente católico, es una provocación en toda regla: una Virgen María que no fue tal ni antes, ni durante ni después del parto, como el dogma proclama; una familia, la de Jesús, compuesta por nueve hermanos, otro palo; un Jesucristo no ya enamorado de María de Magdala, sino pareja de hecho y con la que se describe una iniciación en la sexualidad de lo más excitante, con lo mal visto que está el sexo en sí mismo en la Jerarquía y, por si todo esto fuera poco, la presentación de un dios sanguinario, ávido de sangre que bajo la apariencia del Bien, queda peor que el Mal.
Por mi parte, creyente confeso en este blog, reconozco la parte de verdad que el alegato contra la religión contiene la obra de Saramago, es irrefutable y necio el no reconocer la cantidad de barbaridades que se han cometido en el nombre de Dios. Todavía hoy se siguen cometiendo algunas, pero también es oportuno reconocer que ahora no dejan de ser, en el peor de los casos, amenazas de excomunión que no freírte en una hoguera. Este mismo libro, que criticado en el seno de la Iglesia, no supuso ninguna amenaza física para el autor, con otro protagonista de otra religión, no creo necesario decir cuál, hubiera desatado toda clase de amenazas sazonadas de odio. No reconozco al Dios en el que creo en mucha de la doctrina y actuaciones católicas, pero aún menos en el que nos presenta este libro que, en ese sentido, es anacrónico por no corresponder ya con la realidad actual que, siendo muy mejorable, no pone tanto el subrayado en el pecado, aunque algunos aún no se hayan enterado, como en el Amor que todo lo justifica.