Bienvenid@. En Te HABLO de LIBROS encontrarás sinopsis, reseñas y comentarios de libros que he leído y que, por alguna u otra razón me han interesado, o no. Es una tarjeta personal de mis preferencias, un autorretrato realizado a través del collage de libros que me han conformado y también el pago de un tributo a los textos que me hacen más llevadero el camino. Tus comentarios y sugerencias serán bienvenid@s.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Libro: LA ELEGANCIA DEL ERIZO. Muriel Barbery

Sinopsis:
Bueno como ando de tiempo na más que regular, la sinopsis del libro la voy a dejar en manos de este trailler que resume bastante bien de qué va la historia.

En el número 7 de la calle Grenelle, situado en un barrio burgués de París, casi todo es lo que parece (al contrario de lo que dice la contraportada) pero hay un par de personajes que no encajan: La portera y una niña de 12 años cuya vida interior es mucho más rica de lo que aparentan:


Mi comentario:
Esta novela de Muriel Barbery me ha resultado una lectura divertida y con un fondo de armario bastante profundo. Y eso que al principio cuesta cogerle el tranquillo, no terminas de verlo claro pero continúas leyendo porque te han hablado muy bien de ella y, por una vez, finalmente te alegras y encuentras el fruto deseado.

Cuando lo hice, volví al principio y comencé de nuevo a leer lo leído pero esta vez con una perspectiva distinta que me hizo sacarle mayor partido y acometer el resto con los mimbres necesarios para no dejar puntada sin hilo.

El tema es simple, la trama sencilla y los personajes secundarios bastante planos; sólo están ahí para remarcar el contraste con los principales protagonistas de la historia que son la portera Michel o Renée según se mire, su amiga Manuela, la niña Paloma y un último y decisivo japonés, Kakuro, que llega para abrir muchos ojos.

Aunque a veces cuesta trabajo verlo en algunos, todos tenemos una vida interior que va mucho más allá de lo que mostramos y que nos hace ser personas distintas a la que ven los demás. Sobretodo a esos demás que no ven más allá de sus narices. Estamos rodeados y mediatizados por estereotipos que nos recortan, nos impiden ver los colores y disfrutar de los pequeños detalles que, como oasis en medio del desierto, nos hacen la vida llevadera.

En "la elegancia del erizo" se nos habla de filosofía, de lecturas que nos conforman y nos hacen crecer, de la música que nos transporta y de un mundo interior que no queremos poner en evidencia para protegernos del mundanal ruido. Utilizamos las espinas para marcar nuestro territorio y sólo unos pocos sabrán verlo, la mayoría nos tratará como bichos raros y poco comunicativos. ¡Ay de aquellos que no saben de lo que hablo!

La superficialidad lo impregna todo, hay una mayoría incapaz de disfrutar de una buena lectura, sordos de la música clásica, ciegos ante un cuadro, discapacitados para el silencio o la reflexión. Adictos al vértigo de vivir sin pararse, del ruido que atonta los sentidos, del divertimento cansino e interminable. Lo confieso, en muchos momentos soy un erizo, sólo espero tener algo de elegancia.

Bueno, a ver si me estoy pasando. Detrás de la portera Michel hay una persona extremadamente culta y autodidacta, Renée. Detrás de su amiga Manuela hay una mujer sabia, de esa sabiduría que da la vida para quien sabe leerla. Detrás de la niña Paloma que parece mediocre hay una superdotada. Detrás del adinerado Kakuro hay una persona sensible que sabe ver más allá. Y como se parecen a pesar de las diferencias, se reconocen. 

Libro, por tanto, muy recomendable y digno de ser leído con la pausa que corresponde a todo lo que merece la pena. Porque no todo el mundo es lo que parece ni todos los libros terminan siendo como te crees en un principio.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Trilogía: AFRICANUS, EL HIJO DEL CÓNSUL. LAS LEGIONES MALDITAS. LA TRAICIÓN DE ROMA.Santiago Posteguillo


Sinopsis:
A finales del siglo III a. C., Aníbal Barca, tras aniquilar al ejército romano en la batalla de Cannas, llegó a las mismísimas puertas de Roma. Pero no la atacó. Su ejército también había sufrido muchas bajas y prefirió pedir refuerzos a Cartago y comenzar una guerra de desgaste que provocara la rendición total y el reparto del mundo conocido con el aliado Filipo V de Macedonia.

Sin embargo, los refuerzos no llegaron y Roma comenzó a levantarse desde sus cenizas, gracias a la estrategia de Fabio Máximo, nombrado dictador -sí, como lo lees- que aprovechó la indecisión de Aníbal para ir engrosando un ejército que había quedado diezmado. 

Publico Cornelio Escipión, más tarde conocido como el Africanus, era entonces un joven romano, de una de las familias más influyentes, los Escipiones, que se inició militarmente bajo la tutela de su padre Publio Cornelio Escipión -no es que fuera hijo de sí mismo, es que se llamaban igual- y de su tío Cneo Cornelio Escipión Calvo -que no sé si lo era-;  el caso es que el joven Publio aprendió de los errores que habían cometido los anteriores generales romanos en sus enfrentamientos con los cartaginenses y, a pesar de su juventud, marchó contra ellos en tierras de Hispania para evitar el abastecimiento a las tropas que Aníbal mantenía en tierra itálica.

Su aventura por nuestros lares resultó ser un auténtico éxito, conquistando, de manera sorprendente, la que era capital de las tropas púnicas en Hispania: Carthago Nova. A partir de ahí, el curso de la historia cambió, una vez más.

No obstante lo cualo, Publio tenía grandes enemigos en el Senado romano que todo el tiempo estuvieron haciéndole la cama y negándole apoyo para rematar la faena. Al frente de todos estaba Fabio Máximo, orador singular y maestro en el arte de la estrategia y también, por qué no decirlo, de la manipulación.

LAS LEGIONES MALDITAS.

Sinopsis: 
Tras la pacificación de Hispania, Publio Cornelio Escipión volvió a Roma aclamado como lo que era, un héroe. Había roto el suministro con los invasores que, bajo el mando de Aníbal, seguía campando a sus anchas por terreno itálico, lo que a los romanos les tenía bastante mosqueados.

Publio, que como ya he dicho, aprendió tanto de los errores propios como de los aciertos ajenos y, sobre todo, de los de su enemigo cartaginés, se presentó ante el Senado y se ofreció para desplazarse a África en busca de la capital Cartago, de esta forma quería provocar que Aníbal fuera llamado a defender la capital del imperio y se marchara de una puñetera vez de suelo romano.

Fabio Máximo, que estaba la mar de envidioso de tanta victoria del Escipión que, además, había sido nombrado Cónsul, se negó a facilitarle ningún ejército so pretexto de que no podían dejar indefensa Roma. Publio tuvo que echar mano de las legiones malditas, la V y la VI compuesta por los que habían sobrevivido de la batalla de Cannas, que no contaban porque vivían desterrados y olvidados en Sicilia ya que el Senado los encontró culpables de la vergonzosa derrota; siempre pagan los mismos...

Y así el Cónsul Publico Cornelio Escipión se hizo cargo de las desmoralizadas tropas y se embarcó rumbo a África donde tendría que librar otra batalla fundamental en el curso de la historia, la batalla de Zama y, en esta ocasión, enfrentándose directamente con Aníbal que, como el Cónsul había previsto, fue llamado por el Senado cartaginés para que los defendiera. Hay que destacar, no obstante, que Aníbal no es que fuera tocando las castañuelas, aún les tenía guardado el rencor con el que recordaba que ese mismo Senado le había negado apoyo para exterminar a la república romana.

LA TRAICIÓN DE ROMA.

                                 Sinopsis:
Tras la derrota de Cartago, no es por hacer spoiler, es que está en la Historia. Publio Cornelio Escipión, ya conocido como El Africanus, vuelve a Roma y en esta ocasión sí le es otorgado El Triunfo que anteriormente, al no ser Cónsul, se le había negado.

Pero aún le quedaba una batalla por ganar antes de su merecido descanso. El peligro ahora venía desde Asia y su nombre era Antíoco III El Grande que, como el que no quiere la cosa, iba conquistando y asolando terrenos hasta que le tocó las narices a Roma. Los hermanos Lucio y Publio se fueron al encuentro con él y le pararon los pies en Magnesia. 

Esta batalla la ganó técnicamente Lucio pues su hermano estaba enfermo y no participó, pero le había explicado, pasito a pasito, lo que era menester de hacer para derrotar al poderoso ejército que contaba con una fuerza indestructible hasta entonces conocida como los catafractos que eran una especie de tanques de la época formados por caballos y jinetes protegidos ambos de la cabeza a la cola por armaduras, no sé si  me explico.

Aníbal también andaba por allí, asesorando a Antíoco, pero éste pasó de seguir sus consejos, menospreciándolo porque ya había sido derrotado anteriormente por los romanos y haciendo de su capa un sayo atacó desde la prepotencia, lo cual pagaría amargamente.

Así que los hermanos Escipión regresaron a Roma en olor de multitudes, que se dice. Todo el mundo sabía que el cerebro de la batalla había sido Publio, por lo que su popularidad y su prestigio entre el pueblo era inmensa. Pero la tirria que Fabio Máximo sentía por él, se la había trasladado a su discípulo Marco Pocio Catón que tenía, entre ceja y ceja, la idea de que Publio era un peligro potencial para la República ya que, en última instancia, lo que pretendía era restaurar la Monarquía y hacerse con el poder absoluto.

No dudó entonces en alimentar calumnias y ataques públicos contra los hermanos de manera que éstos perdieran apoyo popular y, por tanto, poder. Hasta que consiguió, aunque él no quería y hubiera preferido la exterminación total de la familia, el exilio de Publio Cornelio Escipión Africanus hasta el final de sus días.

Mi comentario:
Llevo para tres meses perdío en esta trilogía de romanos y no he hecho otra cosa más que disfrutarla.

No es literatura de nivel, la narrativa es bastante sencilla, los personajes un poquito planos, aunque libro tras libro van mejorando, pero engancha, engancha como pocas novelas. Seguramente tendrás que ser un buen aficionado a la novela histórica, como me ocurre a mí, y también dejarte llevar sin más, poniendo la imaginación en marcha, pero te aseguro que pasaras horas embutido en el ambiente de la Segunda Guerra Púnica, a ratos sorteando mandobles espada en mano; a ratos asistiendo expectante a los entresijos de la política que entonces, como ahora, ya andaban entre manipuladores y sumisos a la sombra del poder y a ratos entre las historias personales de los diferentes protagonistas secundarios que van apareciendo a lo largo y ancho de la trilogía.

Casi todos los personajes son históricos, la base y los acontecimientos que se  narran también lo son, aunque algún pequeño fallo creo que le he encontrado, como por ejemplo -y aprovecho por si alguien lo sabe-: data la boda de la hija menor de Publio, Cornelia, antes de la muerte de aquél, cosa que no parece histórica.

Es cierto también que algunos personajes son muy planos, comienzan siendo malos y terminan igual, sin prácticamente matices, es el caso de Fabio Máximo. Y cuando ya creías que no se podía ser más manipulador ni mala persona, aparece su tutelado Marco Pocio Catón que hace bueno eso de más vale malo conocido...

No ocurre lo mismo con el protagonista principal Publio Cornelio Escipión al que, sobre todo en la última entrega, el autor le da unas cuantas pinceladas de contraste que lo hacen más verosímil que a sus antagonistas. También los hay buenos buenísimos, que los conoces al principio de la trilogía y ya te caen bien y termina toda la historia convertidos en excelentes amigos tuyos; entre ellos hablo de Cayo Lelio.

Los personajes femeninos están bien tratados en general, quiero decir que no hay malas mujeres, tan sólo alguna que otra seductora empedernida que hace tambalear el equilibrio del poder establecido. El resto son buenas y sumisas esposas de sus maridos, ejemplos de virtud, inteligencia y fuerza de voluntad; en esa época no se podía pedir más... y ahora tampoco :)

En cualquier caso, Santiago Posteguillo consigue involucrar al lector pasando de la descripción certera de las grandes batallas, manteniendo la tensión  aunque sepas el resultado final, parándose en las escenas cercanas de personajes y costumbres y llegando a los debates y discursos, obras de teatro y demás circunstancias que te obligan a seguir leyendo, aunque no quieras.

Es una lectura para tiempo de crisis, una lectura que te aleja por un rato de la cruda realidad y que, en esa misma medida, sirve para desactivar stress y descargar la mente, sin complicaciones. Todo queda fuera por un rato, está ahí, pero tú no. Tú andas por las calles de Roma, por los campos de batalla, por los foros, entre senadores, tribunos y patricios. Tú estás viendo cómo es el ser humano desde siempre, sus grandezas y sus flaquezas, su primitivismo y sus altos ideales. Engañado siempre, utilizado siempre. La historia la escriben los vencedores, pero se puede leer entre líneas y eso tú lo sabes.

En fin sólo queda decir que han sido las primeras novelas que he leído con el programa Kindle para PC y no ha sido mala la experiencia y, además, económica. Tiene la ventaja de que si te ha gustado el primero, en segundos, te bajas el siguiente con lo que he enganchado uno tras otro del tirón lo que, con mi mala memoria, también es útil. Aunque ahora volveré a buscarme otro libro de papel donde leer, palpar y oler forman un todo insustituible.


domingo, 14 de octubre de 2012

Libro: LAS HORAS DISTANTES. Kate Morton

Sinopsis:
Esta nueva historia de Kate Morton comienza con una carta que quedó extraviada por más de medio siglo -ni Correos en sus peores tiempos- y que al llegar a su destino abre puertas que su destinataria Meredith Baker creía cerradas.

Su hija Edie Burchill es testigo del impacto que la susodicha causa en su progenitora. Un hecho casual la lleva a darse de bruces con  Milderhurst Castle  el castillo victoriano desde donde se había enviado la misiva.

La curiosidad por el lugar hace que Edie quiera visitar el castillo y, a partir de ahí, se empieza a destejer la maraña que hay tras sus muros que conservan "Las horas distantes" y que relaciona a su madre Meredith que, como otros muchos niños londinenses, había sido evacuada durante la Segunda Guerra Mundial para alejarla de los bombardeos en Londres  con las hermanas Blythe y su padre Raymond que la acogieron en el castillo.

Viajamos así entre las dos épocas para ir conociendo la historia de la madre de Edie y la de los habitantes del castillo que, como no podía ser de otra manera, está llena de secretos y laberintos psicológicos. Vidas solitarias y sacrificadas que con el paso del tiempo acumulan arrugas y culpas no confesadas. Un castillo victoriano en ruinas, como sus inquilinas, que guarda "La verdadera historia del hombre de barro" un clásico infantil escrito por Raymond Blythe y que influyó de manera decisiva en la vida de todos los protagonistas.

Mi comentario:
Es difícil no hacer comparaciones odiosas con "El jardín olvidado" porque ambas historias tienen el mismo aroma que para eso están escritas por la misma autora. Pero "Las horas distantes" no consigue superar a la primera.

El primer tercio de la novela se me ha hecho un poco pesado, tiene una narración densa, con muchas descripciones y vueltas que hacen la lectura lenta y tediosa. No sabes bien a qué viene tanto rodeo si desde el primer momento lo que tienes son ganas de conocer qué hay detrás de la carta y qué esconde el castillo de marras, pero ves que no avanzas.

El segundo tercio, sin embargo, la narración te mete de lleno en la historia y consigue engancharte. La autora se decide y te va presentando la vida de los diferentes protagonistas, alternando el tiempo actual, la relación de Edie con sus padres, los años cuarenta, la vida dentro del castillo y más allá de sus muros. Kate Morton juega con los protagonistas y con los cambios temporales para mantener la tensión a la par que el lector va profundizando en la compleja realidad de todos los protagonistas.

Y llegamos al último tramo de la novela y ahí me ha matao. la extensión no es un tercio en sentido estricto, pero mientras han sido resueltas muchas de las interrogantes que van surgiendo en el devenir de la historia, en ésta parte, la autora juega con el lector y en un vertiginoso tiempo pretende dar respuesta a las últimas dudas que te podrían quedar, que visto el resultado creo que hubiera sido mejor dejarlas tal cual. 

Lo siento, pero no acepto ni que jueguen con pistas falsas ni que me vendan burras como argumentos para justificar una trama que se merecía un final mejor. Esto es muy subjetivo y la verdad es que no he leído críticas malas por ahí, así que tomarlas como lo que son, una opinión personal.

Y para rematar llega el epílogo, que al igual que en "El jardín olvidado" pretende ser un punto final feliz y rosa. Una pena, me ha defraudado, aunque la mitad de la historia sí merece la pena entre el principio y el final lo ha estropeado.




domingo, 9 de septiembre de 2012

Libro: EL LECTOR DE JULIO VERNE. Almudena Grandes

Sinopsis:
Segunda entrega de Episodios de una Guerra Interminable. En palabras de la propia Almudena Grandes: "En un viaje de 2004 mi amigo Cristino Pérez Meléndez, hijo de guardia civil, me contó una historia de su infancia en la yo vi inmediatamente una novela. El lector de Julio Verne es esa novela, la novela de Cristino, que aquella noche me habló de los que se echaron al monte y de Cencerro, de su valor, de su arrogancia, de la leyenda de los billetes firmados y de su muerte heroica en la Sierra Sur de Jaén, y me contó cómo era la vida del hijo de un guardia civil en una casa cuartel como la de Fuensanta de Martos, donde las paredes no sabían guardar secretos y los gritos de los detenidos llegaban hasta las camas de los niños, igual que llegó hasta sus oídos, una noche, la preocupación de su padre por un hijo tan bajito que no iba a dar la talla de mayor, y al que por eso obligó a aprender a escribir a máquina".

Creo que con ésto la sinopsis está hecha.

Mi comentario:
Me he encontrado de nuevo con la genuina Almudena Grandes. En "Inés y la alegría" mezcló novela con revisión histórica y le quedó un poco híbrido. Aquí vuelve a la narración novelada y con la maestría a la que nos tiene habituados, nos introduce en un tiempo y en unas circunstancias complejas, llena de contradicciones y de humanidad.

Enmarca tan bien el ambiente que, al principio, me resultó abrumador. Esa España gris oscura, donde la delación y la desconfianza campan a sus anchas te impregna de un sentimiento triste que te arrastra. Eso o que me pilló con la guardia baja y me dejé envolver por el triste destino de nuestros abuelos.

El caso es que poco a poco la historia va dejándote destellos de luz, historias de amor y lucidez que son una bocanada de aire fresco necesario. A través de los ojos de Nino, el lector va descubriendo los matices de los diferentes personajes que están llenos de luces y de sombras, como en todos. Y como en todos prevalece lo uno a costa de lo otro.

Las cosas no son simples, las personas tampoco y las circunstancias, menos. En la Guardia Civil de la época, que se ganó a pulso la fama de implacable al servicio de la dictadura, había también personas que se encontraban entre la espada y la pared, que tenían que sacar a su familia adelante y enfrentarse con su conciencia inclemente. Eso lo aprendió Nino de primera mano, y otras muchas cosas más.

Porque se encontró en la frontera entre la España victoriosa y la que se negaba a rendirse, porque vivía en una de ellas pero se relacionaba con la otra, casi sin saberlo, y su mirada inocente se fue abriendo y su mente fue comprendiendo. Aceptó su realidad pero quiso cambiar su futuro. Observar la vida desde otro punto de vista, que además es crítico y comprometido, le dio la oportunidad que ayudó a Nino a crecer. 

Me gustan las historias que no son planas, que tienen matices y que reflejan la realidad en toda su complejidad, en toda su riqueza. Aquí Almudena Grandes nos sorprenderá con alguno de sus personajes. Aquí, como en la vida, no todo lo que parece, es. Por eso, entre otras cosas, esta novela me ha gustado. Ya espero la siguiente entrega.



jueves, 30 de agosto de 2012

Libro: EL VINO DE LA SOLEDAD. Irène Némirovsky

Sinopsis:
Novela cercana a la autobiografía donde la autora se inspira en vivencias propias para poner en evidencia una época, una mentalidad y una circunstancias dramáticas en los albores de la Primera Guerra Mundial.

La protagonista es Elena y la historia nos cuenta desde su infancia hasta la mayoría de edad. Vive en el seno de una familia judía rica, el padre Boris Karol, obsesionado con los negocios y la madre Bella, obsesionada con ella misma; así que la niña queda desamparada, en un segundo plano y sólo atendida realmente por su institutriz francesa Mademoiselle Rose, a la que adora y se aferra cómo la única posibilidad de salvar su anodina existencia.

Desde Ucrania hasta San Petersburgo, Finlandia y finalmente París, la familia de Elena tiene que huir tras la Revolución de Octubre embarcándose en un itinerario que huye de la guerra aunque no consigue esquivarla. Sobre todo, porque en el seno de la propia familia se está desarrollando una, cuya víctima más evidente es la propia Elena. Al padre, que admira pero que casi siempre está ausente, a la madre cuya presencia le resulta insoportable, se suma otro personaje, un primo lejano que es introducido en la casa y que termina desquiciando a una niña que comienza a ser adolescente y que acumula mucha rabia contra su madre.

En "El vino de la soledad", Irène Némirovsky nos vuelve a introducir en el ambiente decadente que cruza toda su obra, señalada por su propia experiencia vital y su antagonismo maternal que fluye una y otra vez en su literatura. El narrador se pone en los pies y en la piel de Elena y mira la realidad con sus ojos; el lector, por tanto, pronto será su cómplice y juzgará a los distintos personajes desde la sentencia de la protagonista. 

Mi comentario:
Lo primero, y más importante, es recomendaros que no leáis la contraportada, al menos de la editorial Salamandra que es la que tengo. Es un spoiler total y absoluto que me fastidió la lectura de esta novela y por la que me estuve acordando de tos sus...

Cada vez que me acerco a esta autora salgo reconfortado, por su literatura, su manera de situar los acontecimientos, su visión sutil y profunda de analizar la realidad y su maestría para diseccionar sentimientos y motivaciones.  

Y cada vez que leo alguna de sus obras no puedo por menos que lamentar su temprana muerte en manos de la sinrazón y la barbarie que se llevó a tantas personas de la calidad y el futuro de Irène Némirovsky.

Creo que tendría que haber leído antes "El baile" que es anterior a éste que he reseñado y, de alguna manera, sirve de referencia. Pero bueno me llegó antes "El vino de la soledad" y no he podido tenerlo mucho tiempo en la estantería de espera antes de ir a buscarlo.

No puedo tampoco decir mucho más, pues el meollo está en la sinopsis y el resto es disfrutar de su lectura. Como todo lo que he leído de ella, y creo que no podía ser de otra manera, es triste, muy triste por momentos, pero siempre hay un mensaje de valor, de superación y de afirmación en medio de tanta desventura que hace de sus novelas toda una lección de vida.



miércoles, 22 de agosto de 2012

Libro: LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO. Mario Vargas Llosa

Sinopsis:
El último libro que Mario Vargas Llosa ha publicado, hasta ahora, no es una novela sino un ensayo. En "La civilización del espectáculo" se cuestiona en primer lugar el concepto mismo de Cultura que, según su análisis, se ha devaluado de tal manera que no tiene nada claro que tal cosa exista ya.

La frivolidad y la búsqueda del entretenimiento por encima de cualquier otro valor está acabando con las artes y la literatura, propiciando el periodismo amarillista y descalificando a la política. Está consiguiendo hacer desaparecer el erotismo y los valores espirituales, para sustituirlos por la nada más supina que, sin embargo, se presenta como lo cultural de nuestra época.

Para Vargas Llosa la Cultura ha jugado siempre un papel de conciencia crítica frente a la realidad. Una Cultura que tenía como referente a personas y principios que pesaban en el sentir de la mayoría, aunque fuera promovido y referenciado por una minoría cualificada. En la actualidad, sin embargo, la figura del intelectual y de los grandes pensadores brillan por su ausencia porque la sociedad les ha dado la espalda en la búsqueda del puro divertimento y la banalización ha llegado a todos los ámbitos de la vida social.

El ensayo está salpicado de artículos -algunos que ya tienen unos añitos- del autor en el diario El País, en su sección "Piedra de toque" -por lo que la mitad de libro la podéis leer recuperando esa sección-, y reflexiones más recientes en torno a temas de actualidad.

No me puedo resistir a transcribir uno de esos artículos que, además, está relacionado con nuestro mundo de los libros e internet:

Más información, menos conocimiento

PIEDRA DE TOQUE. La imparable robotización humana por Internet cambiará la vida cultural y hasta cómo opera nuestro cerebro. Cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos nosotros



Nicholas Carr estudió Literatura en Dartmouth College y en la Universidad de Harvard y todo indica que fue en su juventud un voraz lector de buenos libros. Luego, como le ocurrió a toda su generación, descubrió el ordenador, el Internet, los prodigios de la gran revolución informática de nuestro tiempo, y no sólo dedicó buena parte de su vida a valerse de todos los servicios online y a navegar mañana y tarde por la Red; además, se hizo un profesional y un experto en las nuevas tecnologías de la comunicación sobre las que ha escrito extensamente en prestigiosas publicaciones de Estados Unidos e Inglaterra.
Un buen día descubrió que había dejado de ser un buen lector, y, casi casi, un lector. Su concentración se disipaba luego de una o dos páginas de un libro, y, sobre todo si aquello que leía era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, surgía en su mente algo así como un recóndito rechazo a continuar con aquel empeño intelectual. Así lo cuenta: "Pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido en un esfuerzo".
Los alumnos han perdido el hábito de leer para contentarse con un mariposeo cognitivo
Preocupado, tomó una decisión radical. A finales de 2007, él y su esposa abandonaron sus ultramodernas instalaciones de Boston y se fueron a vivir a una cabaña de las montañas de Colorado, donde no había telefonía móvil y el Internet llegaba tarde, mal y nunca. Allí, a lo largo de dos años, escribió el polémico libro que lo ha hecho famoso. Se titula en inglés The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains y, en español, Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus, 2011). Lo acabo de leer, de un tirón, y he quedado fascinado, asustado y entristecido.
Carr no es un renegado de la informática, no se ha vuelto un ludita contemporáneo que quisiera acabar con todas las computadoras, ni mucho menos. En su libro reconoce la extraordinaria aportación que servicios como el de Google, Twitter, Facebook o Skype prestan a la información y a la comunicación, el tiempo que ahorran, la facilidad con que una inmensa cantidad de seres humanos pueden compartir experiencias, los beneficios que todo esto acarrea a las empresas, a la investigación científica y al desarrollo económico de las naciones.
Pero todo esto tiene un precio y, en última instancia, significará una transformación tan grande en nuestra vida cultural y en la manera de operar del cerebro humano como lo fue el descubrimiento de la imprenta por Johannes Gutenberg en el siglo XV que generalizó la lectura de libros, hasta entonces confinada en una minoría insignificante de clérigos, intelectuales y aristócratas. El libro de Carr es una reivindicación de las teorías del ahora olvidado Marshall MacLuhan, a quien nadie hizo mucho caso cuando, hace más de medio siglo, aseguró que los medios no son nunca meros vehículos de un contenido, que ejercen una solapada influencia sobre éste, y que, a largo plazo, modifican nuestra manera de pensar y de actuar. MacLuhan se refería sobre todo a la televisión, pero la argumentación del libro de Carr, y los abundantes experimentos y testimonios que cita en su apoyo, indican que semejante tesis alcanza una extraordinaria actualidad relacionada con el mundo del Internet.
Los defensores recalcitrantes del software alegan que se trata de una herramienta y que está al servicio de quien la usa y, desde luego, hay abundantes experimentos que parecen corroborarlo, siempre y cuando estas pruebas se efectúen en el campo de acción en el que los beneficios de aquella tecnología son indiscutibles: ¿quién podría negar que es un avance casi milagroso que, ahora, en pocos segundos, haciendo un pequeño clic con el ratón, un internauta recabe una información que hace pocos años le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas y a especialistas? Pero también hay pruebas concluyentes de que, cuando la memoria de una persona deja de ejercitarse porque para ello cuenta con el archivo infinito que pone a su alcance un ordenador, se entumece y debilita como los músculos que dejan de usarse.
No es verdad que el Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio que pasa a ser una prolongación de nuestro propio cuerpo, de nuestro propio cerebro, el que, también, de una manera discreta, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema de informarse y de pensar, renunciando poco a poco a las funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él. No es una metáfora poética decir que la "inteligencia artificial" que está a su servicio, soborna y sensualiza a nuestros órganos pensantes, los que se van volviendo, de manera paulatina, dependientes de aquellas herramientas, y, por fin, en sus esclavos. ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si toda ella está almacenada en algo que un programador de sistemas ha llamado "la mejor y más grande biblioteca del mundo"? ¿Y para qué aguzar la atención si pulsando las teclas adecuadas los recuerdos que necesito vienen a mí, resucitados por esas diligentes máquinas?
No es extraño, por eso, que algunos fanáticos de la Web, como el profesor Joe O'Shea, filósofo de la Universidad de Florida, afirme: "Sentarse y leer un libro de cabo a rabo no tiene sentido. No es un buen uso de mi tiempo, ya que puedo tener toda la información que quiera con mayor rapidez a través de la Web. Cuando uno se vuelve un cazador experimentado en Internet, los libros son superfluos". Lo atroz de esta frase no es la afirmación final, sino que el filósofo de marras crea que uno lee libros sólo para "informarse". Es uno de los estragos que puede causar la adicción frenética a la pantallita. De ahí, la patética confesión de la doctora Katherine Hayles, profesora de Literatura de la Universidad de Duke: "Ya no puedo conseguir que mis alumnos lean libros enteros".
Esos alumnos no tienen la culpa de ser ahora incapaces de leer Guerra y Paz o El Quijote. Acostumbrados a picotear información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, han ido perdiendo el hábito y hasta la facultad de hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese mariposeo cognitivo a que los acostumbra la Red, con sus infinitas conexiones y saltos hacia añadidos y complementos, de modo que han quedado en cierta forma vacunados contra el tipo de atención, reflexión, paciencia y prolongado abandono a aquello que se lee, y que es la única manera de leer, gozando, la gran literatura. Pero no creo que sea sólo la literatura a la que el Internet vuelve superflua: toda obra de creación gratuita, no subordinada a la utilización pragmática, queda fuera del tipo de conocimiento y cultura que propicia la Web. Sin duda que ésta almacenará con facilidad a Proust, Homero, Popper y Platón, pero difícilmente sus obras tendrán muchos lectores. ¿Para qué tomarse el trabajo de leerlas si en Google puedo encontrar síntesis sencillas, claras y amenas de lo que inventaron en esos farragosos librotes que leían los lectores prehistóricos?
La revolución de la información está lejos de haber concluido. Por el contrario, en este dominio cada día surgen nuevas posibilidades, logros, y lo imposible retrocede velozmente. ¿Debemos alegrarnos? Si el género de cultura que está reemplazando a la antigua nos parece un progreso, sin duda sí. Pero debemos inquietarnos si ese progreso significa aquello que un erudito estudioso de los efectos del Internet en nuestro cerebro y en nuestras costumbres, Van Nimwegen, dedujo luego de uno de sus experimentos: que confiar a los ordenadores la solución de todos los problemas cognitivos reduce "la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras estables de conocimientos". En otras palabras: cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos.
Tal vez haya exageraciones en el libro de Nicholas Carr, como ocurre siempre con los argumentos que defienden tesis controvertidas. Yo carezco de los conocimientos neurológicos y de informática para juzgar hasta qué punto son confiables las pruebas y experimentos científicos que describe en su libro. Pero éste me da la impresión de ser riguroso y sensato, un llamado de atención que -para qué engañarnos- no será escuchado. Lo que significa, si él tiene razón, que la robotización de una humanidad organizada en función de la "inteligencia artificial" es imparable. A menos, claro, que un cataclismo nuclear, por obra de un accidente o una acción terrorista, nos regrese a las cavernas. Habría que empezar de nuevo, entonces, y a ver si esta segunda vez lo hacemos mejor.
© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2011. © Mario Vargas Llosa, 2011.
 Mi comentario:
Como lector de  Mario Vargas Llosa, he disfrutado cada una de las novelas que han caído en mis manos. No me pierdo ninguna de sus novedades literarias y aún me tengo que poner al día con algunas novelas importantes del autor que todavía no he tenido la oportunidad de leer.

En cuanto a sus ideas políticas, ando bastante más alejado. Su proclamado liberalismo radical hace que, en determinados aspectos, no pueda comulgar con sus planteamientos. Y es que en materia económica el liberalismo que defiende Vargas Llosa no hace otra cosa que hundirnos en la miseria por obra y gracia de la usura y la avaricia de algunos que para el autor peruano responde a un fallo en el control del sistema y que para mí está implícito en el sistema mismo.
Pero más allá de esto, siempre me ha gustado leer sus artículos de opinión porque, a diferencia de otros, tanto en la derecha como en la izquierda, él es capaz de razonar, de argumentar y de ver los pro y los contra en cada análisis que realiza sobre los diferentes aspectos de la realidad social. Nada es blanco o negro y todo tiene matices que deben de ser reconocidos y valorados.
En este ensayo es fiel a esa forma de análisis y nos hace una llamada de atención, para mí bastante oportuna, en torno al tipo de sociedad que estamos construyendo desde el punto de vista cultural y de valores. Comparto su análisis a grosso modo y su pesimismo sobre qué resultado dará esta civilización del espectáculo que sólo es capaz de prestar atención a aquellas cosas que entretienen aunque sea a costa de frivolizar y de adelgazar contenidos para no resultar cansinos y mantener la atención del usuario.
Hoy todo se considera cultura, como pone de manifiesto Vargas Llosa, incluido aquello que sea contrario incluso al buen gusto, con tal de que entretenga, divierta y sea seguido por muchos. De esta manera se está vaciando de contenido disciplinas tan necesarias como la Filosofía o el Arte o la propia Historia. La Religión tampoco queda libre -es claro que culpa tiene- y no se la reconoce ningún valor positivo al desarrollo del ser humano, independientemente de que se tenga o no fe; Vargas Llosa se proclama no creyente, pero eso no le impide reconocer la aportación que, a pesar de todo, ha tenido el cristianismo en la creación de una conciencia ética en favor de la justicia, la libertad y el respeto al ser humano.

En resumen, me ha gustado acercarme a este ensayo y aunque no comparta todo el análisis que el autor hace, sí me ha servido como llamada de atención. Ojalá siempre fuéramos capaces de debatir desde el razonamiento. Pero tras la lectura y buceando por internet, me he encontrado juicios viscerales sobre el autor peruano, Premio Nobel de Literatura, y descalificaciones injuriosas desde el progresismo más rancio y simplista que no me representa en absoluto.

lunes, 13 de agosto de 2012

Libro: EL JARDÍN OLVIDADO. Kate Morton.

Sinopsis:
En las vísperas de la Primera Guerra Mundial una niña es ocultada entre los barriles de madera de un barco que parte de Londres con destino a Australia. Una misteriosa mujer ha prometido cuidar de ella, pero desaparece sin dejar rastro y al llegar al puerto nadie la espera en Marybourough.

Comienza así una historia que va y viene en el tiempo, que atrapa al lector en un halo de misterio que sólo podrá ir desenmarañando con el devenir de los distintos personajes que en ella aparecen.

"El jardín olvidado" de Kate Morton está contada a tres voces -aunque en realidad son cuatro pero de esto nadie se ha dado cuenta, ahí lo dejo-, y en un espacio de tiempo que abarca casi cien años, que son los que transcurren desde el comienzo de la historia, esa niña perdida de cuatro años que mencioné al empezar y de cuyo orígenes no se tiene noticias, hasta el final de la misma en la que su nieta nos descubre el cuadro completo, lleno de matices y claroscuros que se van iluminando de a poco.

Pinceladas costumbristas junto a misterios familiares ocultados y lugares mágicos de ensueño son los escenarios que la autora utiliza para desarrollar una novela donde cada protagonista tiene su propia historia y cada una de ellas complementa y da sentido a las otras.

Mi comentario:
Primera novela que leo de esta autora y ha sido un placer conocerla. Me ha interesado el argumento, su narrativa -no tanto la traducción y los errores tipográficos-, y ha conseguido sorprenderme en determinados giros que el desenlace tiene.

Cada personaje que compone la narración tiene su peculiar forma de enfrentar la vida, según ésta la haya puesto en una u otra circunstancia, y todos tienen sus porqués. Quizá la más difícil de entender sea Nell, la niña abandonada, que cuando descubre, a los veintiún años, que es adoptada tira por la calle de enmedio y se va en busca de sus orígenes dejando plantados a sus padres adoptivos que no han hecho otra cosa que cuidarla y ocuparse de ella. Aunque quizá, quien haya leído la novela, piense que no están libres del todo y algo se les puede cuestionar, ahí lo dejo.

Los saltos en el tiempo ayudan a situar al lector, le va dando respiro a la vez que cada puntada atrapa y anima a seguir leyendo. Los diferentes ambientes también transportan a lugares y espacios antagónicos y sitúan la historia en cada contexto hasta que todo encaja de manera natural y razonable, cosa que es muy de agradecer en el mundo literario. Seguro que cada uno es capaz de imaginarse los lugares a los que hace referencia la autora, sobre todo las playas, acantilados y jardines que en él se describen y que también son protagonistas.

Por poner un pero, qué manía que tengo, el último capítulo me ha sobrado, me parece querer cerrar la novela como si de un cuenta de hadas se tratase que ni viene a cuento y le quita nivel. Ojo, que el último capítulo tiene página y media, no afecta para nada a la historia en sí, ni quita ni contradice nada de lo dicho, es un epílogo, un capricho de la autora que, a mí personalmente, me parece ñoño.

Así que, y en definitiva, lectura muy recomendable -uff cuántas ganas tenía de escribir esto-, de las que atrapa y con la que disfrutas; sus más de quinientas páginas se leen fácil y te hacen olvidar el tiempo.


domingo, 8 de julio de 2012

Libro: DIME QUIÉN SOY. Julia Navarro

Sinopsis:
En la última novela de Julia Navarro, "Dime quién soy" (marzo 2010) la autora se sumerge en una ambiciosa historia que comienza en los años de la II República para llevarnos, en volandas, por media Europa y acabar con la caída del muro de Berlín, tras pasar por la II Guerra Mundial y los años de la Guerra Fría.

Todo se inicia cuando Guillermo Albi, un joven periodista, recibe el encargo familiar de indagar en la vida de Amelia Garayoa, su bisabuela, cuya historia está oculta en el abismo del tiempo y de la que sólo sabe que huyó de España dejando a su marido y a su hijo atrás, cosa que ni entonces ni ahora está muy bien vista.

Amelia, de familia bien, se empieza a relacionar con sectores de la izquierda española en los momentos previos al comienzo de la guerra civil y eso la descoloca social y emocionalmente. Joven y un tanto ingenua, se deja embaucar por los sueños de libertad y de lucha revolucionaria que la hacen romper con su insulsa realidad y lanzarse a una aventura interminable.

Marcada por cuatro hombres que la cambiarán para siempre -el empresario Santiago Carranza, el revolucionario francés Pierre Comte, el periodista estadounidense Albert James y el médico militar vinculado al nazismo Max von Schumann- la historia de Amelia Garayoa es la aventura personal de una mujer valiente que se da de bruces con la cruda realidad que esconden las grandes palabras cuando está en juego el poder, del tipo que sea.

Madrid, Barcelona, París, Moscú, Berlín, Londres, Varsovia, Buenos Aires o México son solo algunos de los escenarios de esta obra vertebrada en torno a los totalitarismos de nuestra historia reciente. Espionaje e intriga en estado puro, amores y desamores desgarrados, aventura e historia de un siglo hecho pedazos.

Mi comentario:
Bueno este libro tiene más de dos años ya, pero es que no me lo han regalado hasta hace poco y claro así uno no puede estar al día; de todas formas ya hace algún tiempo que lo terminé, pero es que tampoco lo he podido reseñar hasta ahora; la vida te lleva y te trae como le da la gana y así no se puede mantener un blog con un mínimo de seriedad, perdonad la poca regularidad y lo poco que me prodigo por este universo bloguero, pero es que no puedo, no puedo. Ya llegará otros tiempos, espero. Mientras tanto, gracias por estar ahí.

Como ya he dicho, novela ambiciosa y extensa que por su estructura al encarar un tema histórico me ha recordado a "La caída de los gigantes" de Ken Follet, aunque ésta es posterior, septiembre de 2010 y está ambientada en los inicios de la Primera Guerra Mundial, pero yo la leí antes. Porque, al igual que el autor británico, Julia Navarro inventa una historia que nos permite viajar por los distintos paisajes protagonistas de la época central del pasado siglo, de la que todos somos hijos y de la que aún seguimos pagando sus desmanes.

Aunque, en "Dime quién soy" la historia me parece menos creíble y mucho más artificial su engranaje, sin embargo, consigue enganchar en muchos momentos y sobre todo te hace tener una idea aproximada de lo que fue un tiempo convulso que hizo posible una Europa dividida y temerosa y que propició el avance de dos grandes monstruos: Hitler y Stanlin. Nosotros aquí también teníamos el nuestro propio, de cuyo nombre no quiero acordarme.

La parte histórica es la que más me ha interesado, porque en lo que se refiere al periodista Guillermo Albi, el protagonista que nos transporta del pasado al presente y viceversa, la autora lo hace viajar a diestro y siniestro, de avión en avión, dando unos saltos de vértigo y facilitándole, de manera encadenada y demasiadas veces sorprendente, su labor de investigación que va permitiendo al lector conocer la historia de su antepasada. Creo que es un poco parche y no aporta gran cosa al relato, pero si lo alarga en demasía.

La figura de la protagonista principal Amelia Garayoa y su historia, está bien conseguida en general y sirve como hilo conductor para conocer las diversas realidades sociales y políticas, aunque resulta también poco creíble que en una misma persona se puedan juntar tantas vicisitudes, contradicciones y experiencias sin morir a la primera de cambio, pero bueno es lo que tiene la ficción.

En resumen, me ha gustado, no voy a decir que no; aunque en algunos momentos se me ha hecho pesado porque creo que no hay motivos suficientes para alargar tanto la historia, a no ser querer llegar a las mil páginas y ese objetivo lo consiguió Julia Navarro con cierta holgura.



sábado, 9 de junio de 2012

Libro: EL ASESINO HIPOCONDRÍACO. Juan Jacinto Muñoz Rengel.

Sinopsis:
El señor Y. debe cumplir su último encargo como asesino profesional, pero para conseguirlo tendrá que superar un grave obstáculo: no le queda más que un día de vida.

Muñoz Rengel nos relata en "El asesino hipocondríaco" los últimos días, sus últimos días, de un asesino a sueldo que viéndose en las puertas de la muerte no puede dejar de cumplir el postrero encargo que le ha sido  pagado por adelantado, por todo lo cual, y como hombre de honor, no puede morirse antes de dejar realizada su pactada misión.

Este profesional, meticuloso donde los haya, planea con concienzudo detalle la forma y manera en la de que ha de acabar con su víctima;  para ello, tiene controlado al objetivo con todos sus movimientos, horarios y hábitos de conducta; de manera, que nada pueda cogerlo desprevenido.

Es hipocondríaco, pero sabe que eso la gente no lo entiende, nadie puede comprender su triste realidad, la angustia en la que vive acosado por innumerables enfermedades raras que sólo afectan a unos pocos elegidos y desgraciados como él. Tiene, sin embargo, la esperanza de que cuando muera y su cuerpo pueda ser analizado por la ciencia médica, aunque sea a título póstumo, su vida quedará rehabilitada.

Con la certeza de su muerte inminente, no puede fallar. Así comienza esta historia:

"No me queda más que un día de vida, después de haber escatimado quince millares a la muerte, sólo me resta uno más. Dos, a lo sumo. Tengo la absoluta certeza de que ni un día más tarde de hoy moriré. Como mucho mañana. Contravendría todas las leyes de la naturaleza que mi cuerpo transido de enfermedades, horadado por todas las afecciones, se sostuviera con vida un día más. Pero no me puedo ir sin antes haber acabado con Eduardo Blaisten. Me pagaron por adelantado, y yo soy un hombre de moral Kantiana..."

Mi comentario:
Llevo más de un mes con la reseña terminada en el congelador, leí este libro justo antes de someterme a una pequeña intervención quirúrgica el mes pasado; que sí que era cirugía menor y todo lo que queráis, pero era la primera en mi ya dilatada vida y hay una mosca que vino a ponerse tras de mi oreja. El caso es que no soy hipocondríaco ni nada parecido, pero este libro me hacía reír cuando me descubría, por sorpresa, pensando  en qué podría ocurrirme en esa visita inopinada a la sala de operaciones.

Como la mayoría de las que leéis esto sois mujeres y sé de vuestra congénita curiosidad, lo diré, me quitaron una piedra que andaba escondida y oculta a las miradas de la aparatología médica, pero que la puñetera se hacía sentir; con mucho  pesar por mi parte. Hasta que el médico dijo que ya estaba bien de jugar al escondite y que iba a entrar a buscarla... y entró, prefiero no recordar por dónde, y la encontró y, sin misericordia alguna, la destruyó. Eso sí, el que suscribe se encargó de echarla de a poco en los siguientes días y acordándose de su santa madre, de la de la piedra, no de la del médico. Pero bueno la prueba ha sido superada y ahora continúo con la reseña tal y como la dejé...
 
Narrado en primer persona, el autor consigue transmitir que las situaciones más rocambolescas sean relatadas con la mayor de las naturalidades y vividas por el protagonista como sucesos inevitables dada su particular mala suerte y su realidad enfermiza que se manifiesta en los momentos más inadecuados. 

Esta desternillante historia me ha divertido mucho. Es humor absurdo y eso quizás a muchos no les atraiga, pero a mí me encanta. Como nos pasa a todos, la vida la miramos desde la subjetividad y eso es especialmente cierto en las personas hipocondríacas, creo.  

Nuestro querido M. Y. -al final sabremos qué nombre hay detrás de esas iniciales- vive en un pequeño apartamento en el punto X de Madrid, el lugar exacto nunca lo sabremos porque el protagonista, hábilmente y con su característica profesionalidad, no nos lo desvela. Mira la vida, la suya y la de grandes hombres como Poe, Proust, Voltaire, Tolstói, Molière o Kant desde su visión y, sobre todo, desde su realidad enfermiza e incomprendida; todo tiene una explicación científica pero se les escapa al común de los mortales que no conocen o desprecian a las personas aquejadas por múltiples enfermedades raras.

La historia tiene su trama, su misterio y sus reseñas de los personajes ilustres antes citado; todo desde la mirada peculiar del protagonista. La narración es ágil y al lector se le hace corta la novela que se lee con una permanente sonrisa y alguna carcajada suelta. En resumen, libro recomendable para pasar un buen rato.